mércores, 10 de outubro de 2018

El cine búlgaro


La historia del cine en Bulgaria comienza a inicios del siglo XX, tras la proyección de los hermanos Lumiére en el Gran Café de París. Se popularizaron los teatros de proyección ambulantes y en 1908 la primera sala de cine abrió sus puertas. 

Las primeras películas trataban historias de la literatura popular y eran apoyadas por los intelectuales de la época Esta época, comprendida hasta la mitad de los años 30 vio surgir a pioneros del cine búlgaro como: Vassil Gendov, Boris Grejov, Alexander Vazov, Petar StoychevVassil Bakardjiev. De hecho, se le atribuye a Vassil Gendov la producción de la primera película de ficción "Bulgar es Galante", aunque por desgracia, se ha perdido. 

Poco después llegó la Segunda Guerra Mundial, cuando el país quedó bajo el dominio comunista. Las compañías fueron nacionalizadas para servir de trampolín a la nueva ideología del estado.  La industria del cine, a pesar de estar marcada por la fuerte restricción y censura de sus producciones, disfrutó de una sustancial inyección de dinero que permitió profesionalizar  a sus miembros en poco tiempo. Hasta el 1990, el tema principal es el desplazamiento del campo a las ciudades y el existencialismo. 

No fue hasta 1991 cuando se empezaron a dar cambios importantes. Nuevas empresas como Boyana (películas), Vreme (documentales), y Sofia (animación) comenzaron a producir de manera independiente tratando de mantener la industria a flote. A pesar de la difícil situación, los primeros filmes independientes vieron la luz en 1992 con proyectos como Balas del Paraíso (Kurshum za raya) de Sergei Komitski, y El Colegio (Kolezhat) de Ralitsa Dimitrova.

Durante la década de los noventa, directores como Ilian Simeonov, Hristian Notchev (La Frontera, 1994) y el veterano Georgi Dyulgerov  (Chernata Lyastovitsa, 1997) tuvieron como argumento principal en sus películas las agudas críticas al fracasado régimen comunista y su modo de vida. Estas cintas fueron duramente criticadas por la prensa especializada por su “insuficiencia actoral”.

Sin embargo mejores producciones llegaron en los diez años siguientes con directores como Iván Pavlov con Starting from Scratch (Vsichko ot nula, 1996), Stanimir Trifonov con Batalla de Lobos (Hayka za valtsi, 2000), Iglika Triffonova con Carta a América (Pismo do America, 2000.), e Iván Nichev -quizá el director referente y  más prolífico del país desde la década de los 70-  con Después del Fin del Mundo (Sled kraya na sveta, 1998).


          Carta a América, Iglika Triffonova:




Por la misma época varias producciones búlgaras empezaron a ganar premios en festivales como el Gran Premio de Sarajevo en 2004 para Zornitza Sophia con Mila de Marte (Mila ot Mars, 2004), y en 2005 la joven actriz Vessela Kazakova, recibió el Premio a Mejor Actriz en  Moscú por  Ojos Robados(Otkradnati ochi, 2004) una película de Radoslav Spasov que también ganó un Oso de Oro en la edición 2006 del Festival Internacional de Cine de Berlín.

Mila ot Mars, Zornitza Sophia:


Recientemente, las condiciones económicas han puesto en riesgo la producción de cine en el país. Tras la crisis económica del 2010, el gobierno central anunció un recorte en el apoyo al cine al establecer el apoyo a solamente siete largometrajes por año.

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